Empezamos adelantándonos en el marcador en la primera parte con un gol de Zapater rematado desde el área pequeña, pero el Valladolid ya avisó antes de la segunda parte que no se iba a dar por vencido. Teniendo a un jugador como Llorente arriba, el Zaragoza lo pasó muy mal para sacar el balón de la defensa, porque el delantero del Valladolid no hacía más que presionar y presionar. Por otro lado es lo que debe hacer, pero es que no todos los delanteros se dejan la piel en el campo y corren como él.
Un penalti completamente injusto de Paredes (yo creo que ya le han castigado lo suficiente después de lo que le llovió desde Madrid la semana después de haber jugado contra el Atlético y las quejas del Kun Agüero) sobre Llorente (cayéndose descaradamente), que sólo Lizondo Cortés vió, cambió el rumbo del partido y significó el 1-1. LLorente se encargó de meter el 2-1.
Ya en el descuentó el árbitro anuló un gol por fuera de juego a Sergio García que no era. Creo sinceramente que Lizondo Cortés le debía algo al Valladolid y el domingo saldó su deuda.
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