Si se puede resumir el partido del pasado fin de semana en la Romareda con una palabra es esta: robo o atraco a mano armada. Vamos lo que suele pasar en estos casos con el Barcelona, y más sabiendo que el Madrid había perdido y se podían colocar a 5 puntos de ellos.
En la primera parte nos llevamos un gol al descanso, obra del francés Henry. Al finalizar el partido indignados vimos la jugada repetida comprobando que se había llevado y controlado el balón con la mano para marcar gol.
El partido se puso bonito en la segunda parte con un Zaragoza atacando y presionando. No se lo iba a poner nada fácil al equipo de Rijkaard. Con un pase en profundidad de Sergio García y un esplendido Oliveira marchándose en carrera del defensa y batiendo a Víctor Valdes por bajo, logramos el empate.
Pero cuando más emocionante estaba el partido, una mano de Juanfran (que le dio en el hombro) y sólo vista por el juez de línea, significaba en el minuto 37 de la segunda parte el penalti que le iba dar la victoria injustamente al equipo catalán. Juanfran y todo el Zaragoza desesperados. La afición incrédula.
Durante esta semana se han sucedido las críticas a la actuación arbitral por parte del Real Zaragoza y también de la afición. De nada ha servido ya. Al final consiguieron lo que querían y como dice Juanfran "lo peor es que el árbitro y el juez de línea se habrán estado riéndo de lo sucedido en casa porque saben que ellos aunque se equivoquen no son sancionados nunca".
Lástima de árbitros que tenemos en España. Seguro que éstos dos incompetentes en concreto, llegarán lejos en el mundo del fútbol, igual que pasara en su día con Rafa y Mejuto.
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